El pterigión, también conocido como «ojo de surfista», es un crecimiento anormal de la conjuntiva, la membrana fina y transparente que cubre la parte blanca del ojo (esclerótica). Este crecimiento puede avanzar hacia la córnea, la superficie transparente del ojo que permite la visión, afectando la calidad visual.

La cirugía del pterigión (con autoimplante conjuntival) se considera una opción terapéutica cuando el crecimiento del pterigión:

  • Afecta significativamente la visión.
  • Causa irritación ocular persistente, como picor, enrojecimiento o sensación de arenilla en los ojos.
  • No responde a tratamientos tópicos como colirios lubricantes o medicamentos antiinflamatorios.

El objetivo principal de la cirugía es eliminar el crecimiento anormal de la conjuntiva y prevenir su recurrencia. Además, busca restaurar la superficie ocular a su estado normal y mejorar la calidad visual del paciente.

¿Cómo se realiza la cirugía?

La cirugía del pterigión (con autoimplante conjuntival) se realiza bajo anestesia local, lo que significa que el paciente estará despierto pero no sentirá dolor en la zona operada. El procedimiento generalmente sigue estos pasos:

  1. Una vez que la anestesia ha hecho efecto, el cirujano diseca cuidadosamente el pterigión de la superficie de la córnea y la esclerótica, asegurándose de no dañar los tejidos oculares circundantes.

  2. Luego, se prepara la zona donde se colocará el autoimplante conjuntival, eliminando cualquier resto del pterigión y suavizando la superficie.

  3. Se toma un pequeño fragmento de conjuntiva sana de otra parte del ojo del paciente y se coloca sobre el lecho conjuntival preparado.

  4. Finalmente, se colocan suturas finas para fijar el autoimplante conjuntival en su lugar y garantizar su correcta adhesión a la superficie ocular.

Tras la cirugía, el paciente puede experimentar molestias temporales como picor, irritación o visión borrosa.

La mayoría de los pacientes pueden regresar a casa el mismo día de la intervención. El tiempo de recuperación completa varía entre 1 y 2 semanas, dependiendo de la complejidad del caso y de la respuesta del paciente al tratamiento.

Se trata de un procedimiento eficaz para eliminar el crecimiento anormal de la conjuntiva y prevenir su recurrencia. En la mayoría de los casos, los resultados son duraderos y los pacientes experimentan una mejora significativa en su visión y en la salud ocular.